Remodelación urbana, una necesidad a voces
La necesidad de espacios públicos en las ciudades es latente, aún más tras la experiencia post cuarentena por Covid-19 y sus estrictas restricciones por medidas de seguridad. Sin duda, los niños han sido de los más afectados en toda esta vivencia.
La pandemia ha sido un acontecimiento totalmente inesperado, ha hecho remover en muchos aspectos los cimientos sobre los cuales se basa nuestra sociedad. Los diversos confinamientos nos han marcado las claras diferencias existentes entre familias que viven en la urbe, con alta cantidad de población, y aquellas que, por el contrario, viven en pueblos con densidades de población más bajas. El hecho de tener un jardín, una terraza, un balcón o un espacio abierto de recreación ha influido mucho en las personas a nivel psicológico durante este último año, sobre todo a los más pequeños de la casa.
Los niños tienen la necesidad de jugar e interactuar con otros infantes, es una cuestión vital que influye en su desarrollo, tanto a nivel físico como a nivel mental. La reducción del contacto físico y del espacio, así como la pérdida de rutinas, ha supuesto un impacto muy negativo para la evolución cognitiva de los pequeños. Esto pone de manifiesto la clara necesidad y la importancia de disponer de espacios públicos de recreación y juegos en las ciudades. Espacios abiertos y accesibles que promuevan la convivencia ciudadana, la igualdad y la inclusión social. Además de la urgente demanda de espacios verdes, que proporcionarían una mejor calidad ambiental y una reducción de las emisiones de contaminación que se dan en estas áreas metropolitanas. Por suerte, se han empezado a poner en marcha algunas iniciativas para mejorar la calidad de vida de las personas en las conglomeradas ciudades, como las “supermanzanas”, ampliación de la calzada para peatones, o la limitación de circulación de vehículos para reducir las emisiones.
En cuanto a zonas de recreación y parques, un ejemplo a seguir es el de Basurama , un colectivo que plantea en sus proyectos la reutilización de desechos como nuevos recursos. Esta misma entidad ha propuesto al Ayuntamiento de Madrid la reutilización de los árboles caídos y destrozados a causa de la tormenta Filomena como material para la creación de estructuras y espacios de juego en escuelas. La idea es dar una segunda vida a materiales de los que ya disponemos y que actualmente los consideramos como residuos, con el objetivo de ahorrar en recursos para el medio ambiente y construir espacios necesarios para los niños.
Ciudades como Berlín ya aplican sistemas parecidos, adaptando las zonas de juegos a los elementos de cada espacio. Los materiales utilizados son varios, pero predominan la madera y la roca, juntamente con otros elementos comunes de la ciudad reciclados para convertirse en cabañas, fuertes, monstruos y cualquier otro elemento que dé paso a la imaginación de los infantes.
Esperemos que la situación que nos ha traído el Coronavirus sirva como lección a las entidades públicas para potenciar una transformación urbana que nos está gritando a voces que necesita un cambio.
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